febrero 14, 2013

La hija del medio

Quisiera venir de la riqueza de las culturas ancestrales
pero apenas llego a reconocerme en la promiscuidad del mestizaje
muy morena en las fiestas de salón
blancucha en los mercados

No hablo ninguna lengua indígena
pero imito la entonación de jailones
una "g" en vez de "r"
también una "r" larga y arrastrada como en los micros

camino siempre en el medio
hermosa en las fiestas de pueblo
corriente en los salones de té

Moriré por comer tripitas en las esquinas
deseando de vez en cuando un "crambulé"




febrero 07, 2013

Justicia vial

La cercanía del transporte pesado y el roce diario con el transporte público hacen brotar mi lado animal. Hace varios años que manejo y podría sentirme privilegiada, muchas veces es así. Pero mientras más manejo, más disfruto cuando me subo a un micro y puedo sentarme y perderme en mis pensamientos sin preocuparme por algun desgraciado que quiere adelantarme por derecha.

El tráfico vehicular es sin duda la expresión misma de la jungla de la ciudad. Es en el pavimento donde los instintos de supervivencia de las cavernas encuentras su huequito para prevalecer.
El hombre y la máquina siempre han tenido un amorío problemático, por eso cuando aparecieron las muejeres al volante simplemente no les gustó porque es "poco natural", una relación lésbica e incómoda, así que manejar no solo conlleva la complejidad de sumergirse en la selva de motores sino, de yapa, toparse con alguien que te grita "vaca!!" a manera de insulto justo después de que le hayas dicho "caballo" advirtiéndole del cuadrúpedo que está a punto de atropellar.

Aun en las mañana lluviosas, y viendo las nubes negras que desde el cuarto piso me permiten pronosticar el clima mejor que en la tele, puedo tener un excelente humor. Incluso sortear el desafío de las gradas sin barandas, sostener a una niña de tres años que se niega a quitarse las botas de agua que le quedan grandes y cargar un bolso lleno de cosas, nada de eso logra variaciones en mi humor. Pero ante el tráfico me rindo, dejo brotar mi instinto y mi espíritu justiciero.

Ayer fue mi día de "boy scout" el trufi que iba delante chocó con un auto estacionado, por supuesto se dio a la fuga porque el dueño del auto no estaba allí. Memoricé la placa del auto delicuente y estacioné cerca, busqué en el bolso un papel y en el dorso de una invitación de matrimonio escribí "el auto que le chocó era un trufi de la línea 45 placa XXXX", lo deje en su parabrisa.

Lo único que me faltó fue la espada para hacer la "Z" .

febrero 05, 2013

Internet te hace creer que todo es posible, pero haces click en "apagar" y la vida sigue igual.

febrero 04, 2013

El asunto es siempre encontrar las palabras de inicio, la forma de comenzar todo y la frase siguiente. Nada funciona sin esas dos partes. El final es dificil también pero se ve como muy lejano aun, el problema incial es las dos ideas que conecten concuerden y abran por fin la puerta.
Lo peor es tener ganas y no saber cómo comenzar, es un poco como el sexo con un desconocido, uno sabe lo que quiere pero no sabe como llegar al momento mismo, al punto en que todo fluirá y por fin se dejará de pensar.
Una maestra de las crónicas como es Leila Guerreiro, dice que corre en las mañanas, o que simplemente da vueltas en su casa hasta que algo haga click en su cabeza. El comienzo es difícil por eso se guarda un carpeta con recortes de coas que le interesan y que podrían servirle. Hay muchas manía que a mi emgustaría compiarle a la gente, esa de cuardar recortes me gustapero simplemente no tengo la disciplina, me gustaría tener algún tik delator algo así como que me tiemble o ojo o rascarme la punta de la naríz, pero esas cosas son involuntarias y yo tengo mucho de personal normal para tener señas tan particulares.

Luego del primer párrafo viene la deriva, por fin libres del primer impulso habiendo saltado finalmente a la piscina de las palabras uno abre una nueva ventanita del chat, o cambia de música, o cualquier otra cosa que no tenga ninguna relación con lo que se va a escribir. Es como el engaño del "tentenpie". Ese bocadito que comemos solo para distraer el estómago mientras el hambre sigue.

No sé bien como se escribe, si tiene que ver con la rutina, la disciplina la posibilidad o tantas otras cosas. Solo siento muchas ganas. Unas ganas incontenibles que me hacen incluso escribir tonterías. Pero bien me digo, creo muchos más en eso, en esas ganas fuertes casi animales.